sábado, 21 de enero de 2012

POR LA RAMA DEL PARAÍSO, de Susana Lamaison





14x19, 128 pag.
Poesía (2002).

POR LA RAMA DEL PARAÍSO, prólogo de Ricardo Rubio

La construcción del mundo interior es un espacio que contribuye a la superación de los roces y las fricciones con que la realidad estructura sus eventos. El mantenimiento del ánima, que redunda en obediencia natural, deviene en desgastes no propicios —inopinadas sensaciones con las que lidiar, resultados del aparente desdén de un destino a contraviento—, dando la materia prima y aún las herramientas para la interpretación de la vida, esta inferencia hace que la poesía de Susana Lamaison se despoje de los coloquios superfluos para dar con lo instintivo y acometer por todos los lugares de la sed.
Por la rama del paraíso es una cosmogonía en su mejor acepción, un universo subjetivo desde donde se disparan las denuncias de quien busca medrar allí, aún sabiendo que “La tormenta está escondida / entre las ramas.” En lo conceptual se nos ofrece el drama último del ser: el abandono y la derrota serían planos intermedios de una construcción profundamente dramática, pero aquí se propone el mito del Fénix, y es el que ofrece la energía para resurgir. Lo catártico es tapiz, la luz no ha perdido brillo, la sublimación por la palabra mantiene el aliento en vilo. En el aspecto formal interior —recursos que, a la postre, devienen en semántica indirecta—, encontramos variables propias del vigor textual, las reiteraciones y los paralelismos construyen la figuración patente, visual, a veces cinematográfica, cuadro a cuadro, de las mani-festaciones de un homogéneo pensamiento interior.
Susana Lamaison trepa el árbol para sentir cómo el cuerpo se ha dispersado entre las ramas de un paraíso. Sensación que acuna un dolor impensado y que comparte un conocimiento ejemplar de las muchas razones que hacen del porvenir un suceso inesperado.
La circularidad, la unión del dilema con la carne y la carne desunida, hacen de Por la rama del paraíso una lectura cuyo nutriente llega más lejos que la razón, pues “el abismo es profundo, / insobornable”; incita a la entrega, a dejarse ir, a la vacilación del ser ante una inmensidad aparentemente hueca: “Hay un perfume de jazmín / que me invita / hacia el vacío del espacio / y del tiempo”, y que no es más que la búsqueda de cobijo.
No lejos de una concepción romántica, la poesía de Susana Lamaison se abre paso con la elección de la belleza en lo descriptivo, apoyándose en un amplio vocabulario, un metro fónico variable que no descuida lo lírico y un adjetivo preciso para el ajuste de la realidad.
La poesía de Susana Lamaison es ejemplo de una estética de elección que contribuye y extiende el pano-rama de nuestras letras.
                                                                                                               Ricardo Rubio

——

Huellas

Mis pasos transitaron la senda de los pájaros,
esfumados, livianos, fugaces, inasibles.
Sufrieron la derrota de la arena y del viento
y volaron detrás de la utopía.
Los detuvo la espuma.
Los hundió la resaca.
Y llegaron a un cielo de gorriones sin ojos.
de muñecos sin manos, de casas sin portales:
¿Hacia dónde volaron?
¿Por qué se distrajeron y dejaron sus huellas
marcadas en la playa?

                                    Susana Lamaison

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